Con la llegada de los días de sol es inevitable pensar en la naturaleza, la piscina o en una buena sobremesa al aire libre, en agradable compañía de la familia o de los amigos. Si hay un plan típico que destaca especialmente durante estos días es aquel que nos permite disfrutar de una buena carne a la parrilla…o ¿una barbacoa?
Lo llamemos de una manera o de otra, está claro que nos sirve como excusa perfecta para juntarnos en torno a un momento perfecto que fusiona la pasión por la proteína animal y el olor a vacaciones.
Pero ¿hay diferencias entre barbacoa y parrillada? Acá te lo contamos.
En el sentido más estricto de la palabra, ambos términos no son iguales. En ocasiones se emplean como sinónimos pero la diferencia es que ambas son métodos de cocinado diferentes donde, además, sus nombres se relacionan con el artefacto que se emplea para poder conseguir el resultado. Veamos.
La principal diferencia radica en cómo se distribuye el calor sobre el alimento mientras se cocina: la barbacoa es un instrumento versátil que posee una tapa redonda (con seguro y termómetro incluso) que mantiene el calor sobre todas las superficies del alimento. Esto hace que se pueda ahumar o incluso asar la carne, cosa que no sucede si solamente disponemos de la clásica rejilla sin posibilidad de cubrir nuestros alimentos…como con la parrilla.
Algunos de los mejores cortes que se disfrutan con una barbacoa son el lomo o la entraña de vaca, entre otros. Gracias a la tapa podrás ahumar o asar como con el horno, y mantener los jugos de la carne y a fuego muy lento. El “efecto horno” hace que el humo y el calor se mantengan uniformes y en contacto con los alimentos durante más tiempo.
La parrilla es la rejilla sobre la que se colocan los alimentos sobre las brasas para que puedan ser asados. Por eso, los alimentos deben estar a 10 cm de las brasas de forma que no exista riesgo de que se quemen. Su característica principal es permitir que el humo se eleve y se aplique fuego fuerte en el cocinado y en mucho menos tiempo. Un proceso más ágil y hasta más económico.
La expresión “hacer una parrillada” es decir que los alimentos no se tapan. De allí que todos sepamos cuando un vecino está haciendo una: el olor y el humo son característicos de una buena parrillada.
El resultado es igualmente delicioso si seleccionamos algunas de las piezas de carne, ave, embutido, las siempre apetecibles hamburguesas y, por supuesto los pinchos o brochetas… ¡Buen provecho y a disfrutar del verano junto a Madeortega!